sábado, 28 de julio de 2012

PALABRAS PARA MANUEL





1


Pulsa  mayo, Manuel, las notas rubias
como en aquel Viernes Santo de Lucía.
Pero tu luz verde habrá de ser de primavera.
Y aunque también suele llover con las primicias
y el frío rastrillar más de un olvido,
tus días desfilarán otras costumbres.


A las horás verás quitar la  ropa
hasta quedarse en mangas de camisa
y salir a corretear bajo las siestas
de amontonados pájaros.


Explosiones oirás. Exclamaciones
de  la naturaleza.
.
El pasto ablandará todo costado,
las flores prenderán de los tejidos
y las hojas, tan tiernamente nuevas
como las sonrisas de las embarazadas
después de dar a luz.


Prepárate, muchacho.
Setiembre hasta en invierno es primavera.
A la tierra habrás de ver mojándose
las manos rosadas en las fuentes.


Así has de nacer.


Por más que se construya
tu familiar rompecabezas,
serás -como es la ley- un niño único.


Parecido tan sólo a los amaneceres
que irrepetiblemente se repiten.

                           
2

Aprovecha el otoño las últimas visitas
a los palacios dorados de los plátanos,
mientras cumplimenta el día más corto
los preparativos de la vida oculta.


Prevenidas, las hojas guardan y demoran
-como quien se repite por las noches
las historias más bellas-
los tibios regalos de la luz.


El tiempo sigue por las paradojas
de la línea, el círculo.


Cada tres meses, la tierra
descuelga otro ropaje.


Cada nueve, la capulllería
del jardín humano.


El verano, Manuel, el otoño,
el futuro invierno
suman para ti.


3

Apocopa Lucía tu nombre:
Manu, Manu, Manu.
También pudiera significar
la cercanía del parentesco
o alcanzar dos pájaros
y un niño.


El invierno tan cálido comienza,
tan lúcido en los siempreverdes,
que como reverencia naturaliza
las cabezas bajas
de los fresnos.


Todo continúa, Manuel,
tu vida en la primerísima
dichade la panza.


Vendrán los fríos,
las lluvias, las débiles,
el sol arrinconado.


El tiempo tuyo vendrá
de bendito fruto.


Que así sea.


4


De pronto la vida, Manuel, nos atrapa
en la caprichosa red de los días.
Nos mueve como nubes rompiéndose
aun con el sol en alto ejercicio.


Pero tú -oculto/visible- prosigues
en silencio, como el invierno
que estercola las venturas verdes.


Nada sabes del helado julio.
Fiel el  seno materno te cerca
con cerrado abrazo.


Paséate en él, tu tierra primera,
tu envolvente universo.


Dos meses de gracia, y abierta
te será la ventana sin marcos
de tu luz en la luz.


5


Es agosto, Manuel, y la luna
custodia tu noche,
aunque no la veas, y la mía.


La luna amarilla, vieja compañera
de la tierra y del hombre.


Pasarán, Manuel, otras lunas
y algún día, tal vez,
como el tío Damián aparezcas
con el índice en alto
y entreahogado señales:
-papá, mamá  ¿vieron a la luna
que está partida? ¡Qué linda!


De la admiración viene el poema.
Y el más bello de todos los versos
nace cuando la luna redonda
se convierte en cuna
y el llanto
                en metáfora viva.


6


Llueve agosto, Manuel, llueve.
Después, frío calor sol nubes.
Débil el adelanto verde del zorzal.


Los cielos mueven la escenografía
de los entreactos.


Hay un niño, sentado, de espaldas,
con un cordón al cuello
-como un esperador-
aguardando el llamado a escena.






7




Manuel, el misterio es así. Un día
encara el prodigio antiguo y nuevo,
arrodilla las almas, las abraza
de silencios o gritos.


Pequeño sol detrás de  una montaña,
pájaro invisible entre los árboles,
una maga decisión te ha empujado
al canto luz de los orígenes.


Sobre la tierra graciosamente estás
junto al coro vegetal de Primavera,
el cielo otra vez azul, y las horas
en abiertas camisas de la tarde..


Blanca rosa piel viste el milagro,
castaño el pelo, despejada frente,
brotes los veinte durazneros
y los ojos en paz para marchar el mundo.


Manuel. Manuel. Manu de Lucía.
Niño -bendito seas- con nosotros.




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